Abuelas maternando

Escrito por: Jaqueline Viedma

Para la estadística mexicana, las abuelas solo entran en el rango de edad de 60 y más, no hay un número preciso de cuántas abuelas hay en México, esta situación deriva de la amplitud del término, hoy en día, una mujer puede ser abuela desde los 30 años o poco menos, teniendo presente el tema de embarazos adolescentes cada vez más frecuentes en nuestro país.

Leticia es habitante del Estado de México, tiene 54 años, vive en unión libre con su pareja, es madre de tres hijos, dos mujeres y un hombre, hace 14 años se convirtió en abuela de un niño llamado Francisco, poco después nació Chantal, los dos son fruto de una relación conflictiva y problemática de su único hijo varón.

“Cuando Paco tenía tres meses, mi hijo y mi nuera se fueron a vivir a mi casa, posteriormente, nace Chantal y por situaciones que se presentaron con mi consuegra y quien lamentablemente falleció de cáncer, ellos dejaron de vivir conmigo”, recuerda la señora Lety.

Los papás de Paco y Chantal se conocieron en un centro de rehabilitación, donde cada uno lidiaba con sus propios demonios, Lety recuerda que posterior a la muerte de su consuegra, su hijo y nuera vivían como indigentes, los niños eran quienes más sufrían, situación que Lety trató de remediar quedándose al cuidado de Paco.

“Al ver que ellos no podían con mis dos nietos, me llevo a Paco de manera momentánea, tiempo después, me buscan cerca de la parada donde yo tomaba el autobús para ir del trabajo a mi casa, me dejan a mi nieta, sin mayor explicación y cada uno agarró rumbos diferentes”.

Al contarme su historia, Lety recuerda que su ex nuera una vez intentó buscar a sus hijos, pero al encontrarse intoxicada, prefirió no exponer a los menores y pedirle que no los buscara en esas condiciones, todo por el bien de los niños, quienes al ser muy pequeños cuando se quedaron con ella, no recuerdan algún tipo de convivencia con sus padres biológicos.

Decisiones y emociones desencadenadas

Muchas abuelas se enfrentan al nulo apoyo por parte de sus hijos o hijas, hay quienes tienen que dejar de trabajar por dedicarse a sus nietos, comenzar una nueva crianza donde las distintas problemáticas las orillan a hacerse cargo de manera completa o parcial del cuidado de los menores, sin nada más que la “satisfacción” de verlos crecer y ser sus compañeros, porque la remuneración económica nunca llega.

“El saber y ver que mis nietos no tenían a alguien más, me orilló a tomar la decisión de quedarme con ellos, mi pareja en todo momento me apoyó, y, para poder dedicarles más tiempo dejé de trabajar, en todo este tiempo mi esposo es quien nos ha apoyado económicamente”.

Lety tuvo que dejar un trabajo en el que tenía 8 años de antigüedad para poder ver y hacerse cargo de sus nietos, durante estos 14 años en los que ha velado por la seguridad y bienestar de Paco y Chantal, ha recurrido a trabajos temporales nada que le pueda quitar atención a sus nietos.

“Al principio cuando tomé la decisión de hacerme cargo de mis nietos, algunas compañeras en el trabajo me comentaban que no era mi obligación quedarme con los niños, porque yo no tomé la decisión de traerlos a este mundo, pero mis nietos estaban solos, lamentablemente sus papás se desentendieron de ellos, siento que es muy cierta aquella frase de que las abuelas queremos más a los nietos que a los hijos”.

Hasta 2020, en el Estado de México vivían cerca de 4.5 millones de niñas y niños de 0 a 15 años, quienes representan el 26% de la población de esta entidad (INEGI); al ver que sus nietos están entrando a la adolescencia, la señora Lety ha querido estar más presente que nunca, ella los ve como sus hijos y una de sus principales causas es no volver a pasar por una situación similar a la de su hijo y nuera.

De los temores recurrentes de Lety es llegar a faltar, que Paco y Chantal se queden solos, ya que desde su sentir nadie los cuidaría y protegería como ella, “mi hija la más chica me ha comentado que ella los vería si un día ya no estoy, nunca he pensado en dejarles algún tipo de seguro de vida por temor a que finalmente el dinero no lo destinen para ellos”.

Un sustento, pilar e impulso

Las abuelas desempeñan un papel preponderante en la familia, encabezan, sostienen, proveen, unen, en ocasiones, desarrollan el papel de madre y padre, no por elección, sino por compromiso, buscando evitar que las infancias sufran violencia o se queden en situación de calle.

La vida de Paco y Chantal se ha desarrollado de la mano de su abuela, ellos reconocen a la señora Lety como su madre y ella los ve como sus hijos, es quien ha estado cuando se enferman, están tristes, en sus logros, ha tratado de hacerlos un poco más independientes.

El esposo de Lety ha jugado un papel muy importante para el desarrollo de los menores, para la señora Lety ha sido un gran apoyo tanto emocional, moral y económico, ya que desde el día uno que decidió hacerse cargo de sus nietos, él ha estado ahí.

Durante algún tiempo, Lety mantuvo la esperanza de que su nuera y su hijo, ya fuese juntos o separados, retomaran el camino y quisieran un acercamiento con los niños, pero al pasar el tiempo, nunca se dio ni ella los forzó.

De manera legal

Legalmente Lety solo es la abuela de Paco y Chantal, nunca ha hecho ningún trámite para ser su tutora legal, aun cuando ya han pasado 14 años, la ley solo la reconoce como la abuela de los menores, a pesar de que en las instituciones educativas donde sus nietos han estudiado conocen la situación familiar, nunca le han brindado mayor asesoría.

“Al paso del tiempo no le preste importancia a este tema, yo no entiendo a la Ley, yo soy quien los ha visto y protegido, sus papás nunca respondieron por ellos, las veces que he preguntado cómo hacerle para ser su tutora legal, me piden abrir un juicio, que contacte a su mamá, pero realmente tengo miedo a que la Ley me los quite y se los dé a ella, porque yo no sé cuál sea la situación actual de su mamá”.

Ante la Ley, la señora Lety podría alegar que ella ha cuidado a sus nietos durante 14 años, los ha mantenido y ha visto por su bienestar, en un juicio podría alegar que en su momento o hasta la fecha (dependiendo de la situación actual de los padres biológicos) los padres no tenían la capacidad para ejercer sus responsabilidades, pero, ella tendría que presentar pruebas contundentes de que dicha incapacidad es o fue real.

La satisfacción

Para Lety ver crecer a sus nietos, llevarlos a la escuela, estar con ellos en los mejores y peores momentos, que se sepan apoyados y respaldados por ella y su esposo es de las mejores satisfacciones que podría obtener; la abuela de Paco y Chantal les insiste en que la única herencia que ella les podrá dejar son los estudios y los valores que les ha inculcado.

De los puntos a destacar

En México la estadística sobre el número de abuelas a una edad temprana es casi nula; los trabajos de cuidado familiar y quehaceres del hogar principalmente son llevados a cabo por mujeres, sin ningún tipo de remuneración; el gobierno y los medios de comunicación romantizan los cuidados que realizan las abuelas en su núcleo familiar.
Las mujeres en situaciones como la señora Lety tienen que esperar a llegar a cierta edad para poder recibir un apoyo económico gubernamental o esperar a que sus nietos por medio de un “milagro” sean becados para obtener algún apoyo o estímulo que los impulse.
En el Estado de México, al menos hasta 2018, el mayor número de niños en situación de calle se encontraba en el rango de edad de 0 a 14 años, las infancias realizaban trabajos informales de alto riesgo, como resultado su esperanza de vida se reduce a un promedio de 25 años de edad (INESLE, 2018).

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